Liviu Prunaru, violín
Orquestra Simfònica Camera Musicae
Tomàs Grau, director
Mendelssohn había prometido a su amigo violinista Ferdinand David que le escribiría un concierto. Tardó seis años en cumplir la palabra dada, pero la espera valió la pena. Considerado «el más clásico de todos los románticos», Mendelssohn incluyó en este concierto algunas novedades que compositores posteriores tomaron como ejemplo: es el violín y no la orquesta quien introduce el tema inicial del primer movimiento, la cadenza no se encuentra en el final sino antes de la reexposición y, además, el solista también ejerce de acompañante de la orquesta en muchas ocasiones.
Mahler también tardó bastante tiempo en terminar su primera sinfonía -de 1884 a 1888-. Está inspirada en la obra de Jean Paul titulada Titán, pero no se trata de un poema sinfónico sino de un reflejo de las emociones, el humor y el drama que el compositor vivió en leer la novela. El sonido de un cuco, representado por el clarinete en el primer movimiento, así como el ritmo de vals del segundo movimiento retratan su amor por la naturaleza y los recuerdos de infancia y de juventud. La marcha fúnebre del tercer movimiento, con una transformación de la canción Frère Jacques, dibuja musicalmente el cuadro de Jacques Callot en que unos animales asisten al funeral de un cazador. El enérgico cuarto movimiento sirve de final triunfal.
ConcIerto para violín y orquestra, op. 64 F. Mendelssohn
Simfonia núm. 1 ‘Tità’ G. Mahler